viernes, 7 de diciembre de 2012

La ternura de Dios


Como un dedo que sutilmente se va acercando a una herida, y sin anestesia lo introduce con fuerza, hasta que fluya mucha sangre...son las palabras que vienen de un corazón con sequedades de verano. Lo único que pueden lograr es hacer más daño. En cambio, un corazón hidratado por manantiales de agua viva, dará palabras de vida que refresquen y sanen como bálsamo, toda herida.

"...como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros, y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria" (1Tesalonicenses 2.11-12)

La amonestación siempre viene acompañada de consuelo. Las palabras que provienen del corazón de Dios tienen la ternura de una mujer que amamanta a quienes no son sus hijos (1Tes 2.7), como el consuelo que da una madre (Is 66.13).
También somos traídos en brazos y sobre las rodillas de nuestro Padre Celestial seremos mimados (Is 66.12).
La ternura que tiene Dios es porque El es AMOR y Su Amor es derramado por medio del Espíritu Santo en Sus hijos.

"El que no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor" (1Juan 4.8)

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