martes, 22 de febrero de 2011

Obediencia amorosa


"El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama." Juan 14:21

Si pudiera simplificar la vida cristiana a una sola cosa, sería la obediencia. No quiero decir simplemente obediencia externa, sino un espíritu de obediencia. No es como la niñita que siguió de pie después que su padre le había dicho muchas veces que se sentara. Por último su padre le dijo: “Siéntate, o voy a darte una zurra”. Ella se sentó pero miró hacia arriba y dijo: “Estoy sentada, ¡pero en mi corazón estoy de pie!” Eso es
obediencia externa y desobediencia en el corazón. Un cristiano debe estar dispuesto a obedecer.

Una evidencia de madurez espiritual es amar a Dios tanto como para obedecerlo aun cuando es difícil. Dios es glorificado cuando de buena gana lo obedecemos cueste lo que cueste. Cada vez que obedecemos, crecemos espiritualmente, y cada vez que desobedecemos, retardamos nuestro crecimiento.




lunes, 21 de febrero de 2011

La unión objetiva y subjetiva con Cristo



La Unión Objetiva con Cristo
Nuestra relación con Cristo es paralela a nuestra relación con Adán, el primer hombre.
"Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron. Antes de promulgarse la ley, ya existía el pecado en el mundo. Es cierto que el pecado no se toma en cuenta cuando no hay ley; sin embargo, desde Adán hasta Moisés la muerte reinó, incluso sobre los que no pecaron quebrantando un mandato, como lo hizo Adán, quien es figura de aquel que había de venir. Pero la transgresión de Adán no puede compararse con la gracia de Dios. Pues si por la transgresión de un solo hombre murieron todos, ¡cuánto más el don que vino por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, abundó para todos! Tampoco se puede comparar la dádiva de Dios con las consecuencias del pecado de Adán. El juicio que lleva a la condenación fue resultado de un solo pecado, pero la dádiva que lleva a la justificación tiene que ver con una multitud de transgresión. Pues si por la transgresión de un solo hombre reinó la muerte, con mayor razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia reinarán en vida por medio de un solo hombre, Jesucristo. Por tanto, así como una sola transgresión causó la condenación de todos, también un solo acto de justicia produjo la justificación que da vida a todos. Porque así como por la desobediencia de uno solo muchos
fueron constituidos pecadores, también por la obediencia de uno solo muchos serán constituidos justos". (Rom 5:12-19 BAD) La unión con Adán y la unión con Cristo es la forma en que Dios trata con la humanidad. "De hecho, ya que la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre viene la resurrección de los muertos. Pues así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir". (1Co 15:21-22 BAD) "Así está escrito: «Él primer hombre, Adán, se convirtió en un ser viviente»; el último Adán, en el Espíritu que da vida. No vino primero lo espiritual sino lo natural, y después lo espiritual. El primer hombre era del polvo de la tierra; el segundo hombre, del cielo. Como es aquel hombre terrenal, así son también los de la tierra; y como es el celestial, así son también los del cielo. Y así como hemos llevado la imagen de aquel hombre terrenal, llevaremos también la imagen del celestial". (1Co 15:45-49 BAD) Lo que es verdadero en nuestra relación con Adán, será básicamente verdadero en nuestra relación con el segundo Adán, el Señor Jesucristo. Nuestra relación con Adán fue prime o una relación legal; es decir, una relación creada y sustentada por una ley ordenada divinamente. Nuestra relación con Adán no fue producto de la evolución o de la casualidad. Tampoco fue producto de un contrato social celebrado entre Dios y nosotros. La relación legal que tenemos con Adán, la cual nos sujetó a su éxito o fracaso, es una disposición de la soberanía absoluta de Dios. Esto responde la pregunta: "¿Porqué nos colocó Dios en una relación legal con Adán?" Dios lo hizo simplemente para el aumento de su propia gloria, y más allá de esto, podemos decir que lo hizo porque así le agradó hacerlo. Oh cuánto reclaman los corazones de los pecadores rebeldes en contra de esta relación con Adán. "No es justo " dicen, "Yo no pedí a Adán que fuera mi representante", " ¿Quién se cree Dios que es para hacer esto?", "¿Por qué debo ser yo castigado por el pecado de otro (de Adán)?" Veamos Romanos 9:19-23 en donde el apóstol Pablo responde magistralmente a estas objeciones: "Pero tú me dirás: "Entonces, ¿por qué todavía nos echa la culpa Dios? ¿Quién puede oponerse a su voluntad?» Respondo: ¿Quién eres tú para pedirle cuentas a Dios? «¿Acaso le dirá la olla de barro al que la modeló: "¿Por qué me hiciste así?" » ¿No tiene derecho el alfarero de hacer del mismo barro unas vasijas para usos especiales y otras para fines ordinarios? ¿Y qué si Dios, queriendo mostrar su ira y dar a conocer su poder, soportó con mucha paciencia a los que eran objeto de su castigo y estaban destinados a la destrucción? ¿Qué si lo hizo para dar a conocer sus gloriosas riquezas a los que eran objeto de su misericordia, y a quienes de antemano preparó para esa gloria?" (Rom 9:19-23 BAD)


Por mandato divino tenemos una relación legal, como descendientes de Adán. Tratar de buscar en la voluntad de Dios otros motivos que El no ha revelado para explicar esto, es caminar en el filo de la navaja, rallando en la curiosidad y la blasfemia (vea Deut.29:29). En la misma manera, estamos unidos a Cristo por una relación legal. La unión con Cristo es por un decreto soberano de Dios. Es interesante notar que a veces, los mismos que niegan la imputación del pecado y la culpa de Adán, se confortan a sí mismos con la esperanza de la imputación de la justicia de Cristo. ¿Acaso no se dan cuenta de que, sí ellos no están "en Adán", entonces tampoco necesitan estar "en Cristo"? ¡Cuán insensato es el corazón no regenerado del hombre! Nuestra relación con Adán es también una relación orgánica. En él estuvo la suma total de la humanidad. De esta manera todo hombre está relacionado orgánicamente con Adán por su nacimiento físico. Estamos relacionados orgánicamente con Cristo porque El fue el primer hombre de la humanidad nueva. Así como todo hombre fue hecho en la imagen de Adán (Gen 5:3), así también la humanidad nueva, los elegidos de Dios de todas las edades, están siendo conformados a la imagen de Cristo (Rom 8:29). Esta conformidad es primero moral y espiritual (Ef.4:24) y luego en la resurrección, será corporal. "Mas nuestra vivienda es en los cielos; de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; El cual transformará el cuerpo de nuestra bajeza, para ser semejante al cuerpo de su gloria, por la operación con la cual puede también sujetar así todas las cosas." (Filipenses 3:20-21) Así pues, por una relación legal y orgánica, Adán fue señalado por Dios para actuar por nosotros, como nuestro representante. El nos representó en el jardín del Edén. De esta manera, cuando él cayó en pecado y culpa delante de Dios, nosotros caímos con él. Por ejemplo: cuando el Congreso o el Parlamento de un país declara la guerra a otro, estos cuerpos representativos hablan en nombre de sus ciudadanos. Aunque uno como ciudadano individual no declare la guerra, e todos maneras uno de sus representantes lo hace, y esto resulta en un estado de guerra, le guste o no. ' Adán pecó y de esta manera comenzó la guerra entre Dios y el hombre. La ira de Dios, la separación y la depravación total del hombre son el resultado directo de la caída de Adán en él pecado y la culpa delante de Dios. Por otro lado, Cristo Jesús es el representante de los elegidos de Dios. El tomó el castigo que ellos merecían debido a la caída de Adán y a nuestro propio pecado (Luc.22:19-20; Jn.17:19). Como representante del pueblo de Dios, Jesucristo
Vivir una vida perfecta de obediencia, para cumplir toda justicia divina en nuestro lugar. De esta manera, su vida y su muerte son nuestra salvación, porque son vistas como siendo hechas


en nuestro lugar, por nuestro representante ordenado divinamente. Adán no solo actuó como nuestro representante, sino también como nuestro sustituto. Su pecado fue contado por Dios como nuestro pecado. Nosotros pecamos en Adán, tanto como Adán pecó por nosotros (Rom 5:12). Somos culpables porque pecamos contra Dios en Adán. Igualmente, Cristo es explícitamente nuestro sustituto (Mal20:28, Jn.1:29, etc.). Cuando El fue crucificado, nosotros fuimos crucificados con El (Gál.2:20). Cuando El murió, nosotros morimos. Cuando El resucitó, nosotros fuimos resucitados con El (Rom.6:3-14). Nosotros obedecimos a Dios por treinta y. tres años y medio, fuimos abandonados y castigados por Dios en la crucifixión, porque estábamos en Cristo. Nuestra relación legal, sustitutiva y representativa con Adán debe ser entendida también en términos del "pacto adánico". Dios siempre trata con el hombre por medio de pactos. Adán no fue distinto. Mientras que la terminología tracional es la de un "pacto de obras" sería mejor retitularlo como un "pacto de vida". Porque para Adán, las obras no fueron el asunto central sino la promesa de vida. Si él hubiera obedecido a Dios, el mundo habría entrado en la vida eterna y' habría reposado de sus obras, como Dios reposó de sus obras. Pero Adán abandonó la bendición del pacto y recibió a cambio la maldición del pacto, es decir, la muerte (Gén.2:17). A través de la relación legal, representativa y sustitutiva ya menciona, Adán fue nuestro representante en el pacto. Cuando la condición del pacto cayó sobre él, ésta pasó a toda la humanidad y es así que todos morimos en Adán (lCor.15:21-22). Cristo Jesús vino en el contexto del Nuevo Pacto Oer.31:31-37; Mat.26:28;.Heb.8:1-11). Su obra salvadora es referida en Heb.13:20 como: "La sangre del pacto eterno' Adán, Noé, Abraham y Moisés son todos cabezas representativos y tipos de aquel representante y cabeza del pacto que había de venir. Cristo Jesús es el representante de todos aquellos que pertenecen a este Nuevo Pacto. De esta manera, nosotros estamos "en Cristo" por el pacto, legalmente, por representación y por sustitución.

La Unión Subjetiva con Cristo.
Ya hemos visto lo que significa estar objetivamente "en Cristo". Pero ¿Qué significa para Cristo estar subjetivamente" en nosotros" y para nosotros estar" en El"? Nuestra unión subjetiva con Cristo implica la aplicación de la redención, mientras que la unión objetiva se refiere al plan y la realización de dicha redención.
1. Primero, nuestra unión con Cristo es espiritual, en dos sentidos diferentes:


a. Espiritual, con referencia a la obra del Espíritu Santo. Somos creados en Cristo Jesús o injertados en Cristo por el poder del Espíritu Santo. Cuan 3:3,5) Somos unidos a Cristo no por la voluntad de los hombres sino por la voluntad de Dios (Juan 1:13).
b. Espiritual, en oposición a cualquier tipo de unión panteísta de la naturaleza o de la esencia. Nosotros no venimos a ser Cristo, ni El nosotros. Cristo viene a morar en el creyente sin ninguna confusión, mezcla o combinación de sus respectivas naturalezas.
2. Segundo nuestra unión con Cristo es vital. Vital en dos sentidos:
a. Vital, porque nos da vida. Cuando somos traídos a la unión con Cristo, somos resucitados de la muerte espiritual (Ef.2:1-10). "Esto significa que en Cristo nos es dada vida eterna, como lo dijo Juan 15:5, El es la vid y de El recibimos esta vida: Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. Os escribo estas cosas a vosotros, que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna" (1Jn 5:11-13 BAD)
b. Vital, en el sentido de que es absolutamente necesaria para la salvación, sin ella estamos perdidos.
3. Tercero, nuestra unión con Cristo es salvadora. Nos libra de la ira de Dios (Rom.8:1; 5:9 etc.). Por medio de esta unión, somos rescatados del reino de las tinieblas y trasladados al reino de Cristo (CoI.1:13). Somos hechos criaturas nuevas (1Cor.5:17).
4. Cuarto, nuestra unión con Cristo es santificadora. En El somos librados no solo de la culpa de nuestros pecados, sino también de su poder dominante y esclavizante (Rom 6:14,18,22). Y un día nuestra unión con Cristo traerá como resultado que nuestra alma y cuerpo sean santificados completamente. Por lo tanto, no podemos alegar que somos de Cristo si todavía andamos en el pecado (1 Jn.3:9).
5. Quinto, nuestra unión con Cristo significa también comunión íntima con Dios. Ahora podemos tener compañerismo con Dios (1Jn.1:3). Ahora podemos acercamos confiadamente delante de Dios sin temor (Ef.3:12). Si no estamos" en Cristo" o Cristo no está" en nosotros", la comunión es como un puente roto en alguna de las dos orillas. No podemos tener comunión con Dios por ningún otro camino que no sea éste.
6. Sexto, nuestra unión con Cristo es indisoluble (Rom 8:31¬39). Nadie puede separamos de nuestra unión con Cristo. Aunque el impío arroje a un hijo de Dios a la prisión, jamás podrá separar a este creyente de Cristo. Nuestra unión con Cristo es eterna, es para siempre, nada ni nadie nos puede separar de El. Es una bendición que no se puede perder.
7. Séptimo, nuestra unión con Cristo es en un cuerpo (corporativa). Estamos unidos en las alegrías y tristezas de nuestros hermanos y hermanas espirituales (1Cor.12:26-27).


La verdadera unidad espiritual corporal solamente es posible donde la unión con Cristo es una realidad.
8. Octavo, nuestra unión con Cristo es eficaz e infalible. No puede fallar en traer la salvación eterna a todos los que está en Cristo. El vino para hacer la voluntad de Dios y su voluntad fue que Cristo no perdiera a ninguno de los elegidos, sino que infalible mente los resucitara a todos en el día postrero (Jn.6:37-40).
9. Noveno, nuestra unión con Cristo es perfecta y completa. Nuestra unión con Cristo nos provee todo lo que necesitamos. No hay nada que nos falte, todo ha sido hecho por Cristo para nosotros. Por ello dijo Pablo en Col. 2:10 que estamos completos en El.
10. Décimo, nuestra unión con Cristo es personal. Lector, usted mismo debe entrar en unión con Cristo. Debe someterse a El y recibirle como su Señor y Salvador; y también como su Profeta, Sacerdote y Rey.
Al mismo tiempo que la unión con Cristo es en un cuerpo, no es gen ética. Así que, no debemos ser engañados pensando que estamos" en Cristo'" meramente porque nuestros padres sean creyentes, o porque hemos sido bautizados. Uno debe ser salvado personalmente, debe experimentar personalmente esta unión. No hay herencia ni "padrinos"; si no somos de El, solo nos espera la miseria eterna. "No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia. Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes "(Rom 9:6-8 RV1960) Al concluir nuestro estudio de la doctrina bíblica de la unión con Cristo, debemos responder varias preguntas: ¿Quién es el autor y originador de la unión con Cristo? ¿Es Dios o el hombre? ¿Estamos "en Cristo" porque creímos o llegamos a creer porque estamos "en El"? En 1 Cor.1:30 encontramos estas claras palabras: "Mas por El estáis vosotros en Cristo Jesús". No hay lugar aquí para ninguna otra interpretación, más que Dios mismo es el autor de nuestra unión con Cristo. La fe es entonces un regalo de Dios otorgado a todos aquellos que estaban objetivamente" en Cristo". Cada aspecto de nuestra salvación fluye de nuestra unión con Cristo, por lo que ninguna cosa de nosotros puede ser la causa de nuestra unión con Cristo. No existe ningún motivo humano para tal unión. No, nosotros miramos hacia atrás a la misteriosa voluntad de Dios. Cómo y porqué Dios escogió solo a algunos para estar "en Cristo" desde la eternidad, es algo que permanecerá como un misterio hasta que Dios lo revele en el cielo (si a El le place). Es suficiente saber que estamos en Cristo, que somos de El, y que ésta es la voluntad de Dios. La fe no pide más.


tomado de "La unión con Cristo" de A.N. Martin


lunes, 14 de febrero de 2011

Exáltalo de Dave Branon


«Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones…» (Salmo 46:10).
Las palabras de esta canción, interpretada hace mucho tiempo en el templo de Jerusalén, me recuerdan una de nuestras tareas principales: adorar a nuestro asombroso Dios.
Una manera de hacerlo es meditando en Sus numerosos atributos. Exalta a Dios porque Él es fiel, eterno, omnisciente, justo, inmutable, bondadoso, santo, misericordioso, paciente, imparcial e infinito. Nuestro Dios es perfecto.
Exalta también al Señor al darte cuenta de que Él es todopoderoso, altísimo, personal, recto, inenarrable, sabio, trino, accesible, autoexistente, glorioso y compasivo.
Otra forma de adorar a Dios es contemplando Sus nombres. Exalta a Dios porque Él es Creador, Amor, Redentor, Pastor, Salvador, Señor y Padre. Es Juez, Consolador, Maestro. Él es YO SOY. Nuestro Señor es el Poderoso.
Refúgiate en Su identidad. Dios es nuestro escudo, refugio, luz, fortaleza, sustentador, rescatador; nuestro castillo.
Medita en los atributos de Dios. Contempla Sus nombres. Refúgiate en Su identidad. Adóralo, respétalo, hónralo, ámalo, exáltalo. Utiliza el resto de tu vida como un período de preparación para adorar por la eternidad a nuestro asombroso Dios.
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Todo lo que respira alabe a JAH. Aleluya. —Salmo 150:6


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Salmos 46
Dios es nuestro amparo y fortaleza


Al músico principal; de los hijos de Coré. Salmo sobre Alamot.

1 Dios es nuestro amparo y fortaleza,
Nuestro pronto auxilio en las
tribulaciones.
2 Por tanto, no temeremos, aunque la
tierra sea removida,
Y se traspasen los montes al corazón
del mar;
3 Aunque bramen y se turben sus aguas,
Y tiemblen los montes a causa de su
braveza. Selah
4 Del río sus corrientes alegran la
ciudad de Dios,
El santuario de las moradas del Altísimo.
5 Dios está en medio de ella;
no será conmovida.
Dios la ayudará al clarear la mañana.
6 Bramaron las naciones,
titubearon los reinos;
Dio él su voz, se derritió la tierra.
7 Jehová de los ejércitos está con nosotros;
Nuestro refugio es el Dios de Jacob.
Selah
8 Venid, ved las obras de Jehová,
Que ha puesto asolamientos en la
tierra.
9 Que hace cesar las guerras hasta los
fines de la tierra.
Que quiebra el arco, corta la lanza,
Y quema los carros en el fuego.
10 Estad quietos, y conoced que yo soy Dios;
Seré exaltado entre las naciones;
enaltecido seré en la tierra.
11 Jehová de los ejércitos está con nosotros;
Nuestro refugio es el Dios de Jacob.
Selah


sábado, 12 de febrero de 2011

Humildad Espiritual

"Las emociones espirituales siempre existen junto con la humildad espiritual.
La humildad espiritual es el convencimiento que un cristiano tiene de lo insuficiente y detestable que es, cosa que lo lleva a abatirse a sí mismo, exaltando únicamente a Dios. Al mismo tiempo, hay otra clase de humildad que podemos llamar humildad legal. La humildad legal es una experiencia que solo los no creyentes pueden experimentar. La ley de Dios obra
en sus conciencias y hace que vean lo inhabilitados y pecadores que son. Sin embargo, no ven la naturaleza odiosa del pecado, ni lo rechazan en sus corazones, ni se entregan a Dios. Se sienten humillados como a la fuerza, pero no tienen humildad. Sienten lo que toda persona impía y el diablo, sentirán en el día del juicio: convicción, humillación y la obligación de admitir que Dios tiene la razón. Con todo, siguen siendo inconversos. La humildad espiritual, por contraste, nace del sentido que el verdadero cristiano tiene de la hermosura y la gloria de la santidad de Dios. Hace que sienta lo vil y despreciable que es en sí mismo debido a su pecaminosidad. Lo lleva a postrarse libre y gozosamente a los pies de Dios, negándose a sí mismo y renunciando a sus pecados.
La humildad espiritual pertenece a la esencia de la verdadera religión. Quienes no la tienen no son cristianos genuinos, por más maravillosas que sean sus experiencias. Las Escrituras dan abundante testimonio de la necesidad de esta humildad:



“Cercano está Jehová a los quebrantados de Corazón; y salva a los contritos de espíritu”

(Salmo 34:18).


“Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (Salmo 51:17).


“Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies;... pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra” (Isaías 66:1-2).


“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”
(Mateo 5:3).


También véase la parábola del fariseo y el publicano, en Lucas 18:9-14.
La humildad espiritual es la esencia de la abnegación del cristiano, la cual consta de dos partes: Primero, un hombre tiene que negar sus inclinaciones mundanas y abandonar todo deleite pecaminoso. Después, debe negar su justicia propia y su egoísmo, cosas que le nacen por naturaleza. La segunda parte es la más difícil de hacer. Muchos han hecho la primera sin
hacer la segunda; han rechazado los placeres materiales, pero siguen disfrutando el placer diabólico del orgullo. Desde luego, los hipócritas orgullosos pretenden ser humildes, pero generalmente no lo hacen muy bien. Su humildad consiste mayormente en decirle a otros lo muy humildes que son.
Dicen cosas como “Soy el menor de todos los santos”, “Soy un pobre y vil criatura”, “Mi corazón es peor que el diablo”, etc... Lo dicen, y sin embargo esperan que otros los tengan por santos sobresalientes. Si otra persona fuera a decir del hipócrita lo que ese hipócrita dice de sí mismo, ¡cuánto se ofendería!

El orgullo espiritual puede ser muy sutil, disfrazándose como humildad, pero hay dos señales que lo pueden desenmascarar:


a) El hombre orgulloso se compara a sí mismo con otros en las cosas espirituales, y tiene una opinión superior de sí mismo.
Tiene ansias de ser dirigente entre el pueblo de Dios, y quiere que su opinión sea ley para todos. Quiere que otros cristianos lo respeten y lo sigan en cuestiones religiosas.
El que es verdaderamente humilde demuestra lo opuesto. Su humildad hace que piense que los demás son mejores que él (Filipenses 2:3). No le nace asumir una posición de maestro; piensa que otros están mejor preparados para hacerlo, así como Moisés (Exodo 3:11-4:7). Está más pronto a escuchar que a hablar (Santiago 1:19). Cuando habla, lo hace con temblor, no de una manera auto-confiada y lanzada.
b) Otra señal segura del orgullo espiritual es que el hombre que equivocadamente se considera espiritual tiende a tener su humildad en gran estima, mientras que el hombre verdaderamente humilde se cree muy orgulloso.
Esto se debe a que el orgulloso y el humilde tiene diferentes formas de verse a sí mismos. Medimos la humildad de un hombre según nuestra apreciación de su grandeza y dignidad natural. Si un rey se arrodillara para calzar a otro rey, esto nos parecería, tanto a nosotros como al rey que lo hubiera hecho, un acto de abnegación. En contraste, si un esclavo
se arrodillara para calzar a su rey, nadie vería eso como gran señal de humildad. El esclavo mismo no lo pensaría, a menos que estuviera ridículamente inflado. Si después anduviera de aquí para allá jactándose de su gran humildad al haberle retirado el zapato al rey, todos se reirían de él. ¿Quién crees que eres,” le dirían, “como para que te parezca tan humilde de tu parte servir así al rey?”.
El hombre orgulloso es como el esclavo orgulloso. El piensa que confesar su falta de mérito delante de Dios es gran señal de humildad. Esto es porque se tiene a sí mismo muy en alto. ¡Qué humildad de su parte confesar su falta de mérito! Si se estimara correctamente se sentiría más bien aterrado y avergonzado de no humillarse más ante Dios.
El hombre verdaderamente humilde nunca siente que se ha abatido lo suficiente delante de Dios. Siente que por más bajo que se agache, podría agacharse más. Siempre piensa que está por encima de lo que debería estar ante Dios. Mira su posición, y luego mira a donde debería estar, y ve que se encuentra muy lejos. Lo que le impide a tomar su lugar correcto es
su orgullo. Es su orgullo que le parece grande, no su humildad. No le parece que el que se postre en el polvo a los pies de Dios sea gran señal de humildad. Piensa que precisamente ese es el sitio donde debería estar.

Lector, no se olvide de aplicarse estas cosas a sí mismo. ¿Le ofende que otra persona se crea mejor cristiano que los demás? ¿Cree que es orgulloso y que usted es más humilde que él? Entonces tenga cuidado, no sea que se vuelva orgulloso
de su propia humildad. Examínese. Si concluye, “Me parece que nadie es tan pecador como yo,” no se sienta satisfecho. ¿Piensa que es mejor que otros porque admite que es tan pecaminoso? ¿Tiene muy alta opinión de esa humildad suya? Si dice, “No, no tengo una alta opinión; pienso que soy tan orgulloso como el diablo,” entonces vuelvase a examinar. Tal vez está orgulloso del hecho de no sentir orgullo por su humildad. ¡Hasta podría estar orgulloso de confesar lo muy orgulloso que es!"





Fragmento tomado de: "La verdadera experiencia cristiana" (Un tratado sobre como discernir entre las verdaderas emociones o experiencias espirituales y el autoengaño y la hipocresía.) página 27, parte tercera de Jonathan Edwards (1703-1758)


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Este tratado me ayudó a profundizar en mi y saber qué tipo de relación tengo con el Señor. También me sirvió para terminar con ciertas dudas con respectos a "cristianos carnales" o sobre la manera de comportarse de otras denominaciones evangélicas, me guió a un mejor discernimiento. Como dice Jonathan Edwards, en la iglesia hay bien y hay mal como también hay bien y hay mal en cada persona. Los hombres pueden tener experiencias espirituales pero lo que permanece para siempre es la Palabra de Dios que es la VERDAD y cuando guardamos esos mandamientos con un amor profundo hacia Dios (no como fariseos), no importa si lo adoramos y alabamos fogosamente o arrodillados o parados, siempre que sea con un corazón sincero; porque a los hombres podemos engañar, pero no al Señor quien es el que escudriña los corazones de cada uno. El cristiano verdadero ama la ley de Dios, ama obedecer, se deleita con la santidad de Dios luchando para alcanzarla, y se entristece cuando peca porque está siendo infiel a Dios, quien SIEMPRE es fiel. La mejor manera de adorar a Dios es "en espíritu y en verdad".




viernes, 11 de febrero de 2011

¿Debo contarlo? por Ann Cetas


"12No nos recomendamos, pues, otra vez a vosotros, sino os damos ocasión de gloriaros por nosotros, para que tengáis con qué responder a los que se glorían en las apariencias y no en el corazón.
13 Porque si estamos locos, es para Dios; y si somos cuerdos, es para vosotros.
14 Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron;
15 y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
16 De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.
17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
18 Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación;
19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.
20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él."
2Corintios 5.12-21


Jorge le estaba hablando del evangelio a Carolina. Le dijo que su pecado la separaba de un Dios santo y que Jesús había muerto y resucitado para salvarla. Carolina seguía poniendo la misma excusa para no creer: «Pero si lo recibo como Salvador, ¿voy a tener que contárselo a los demás? No quiero hacerlo». Decía que no encajaba con su personalidad, que no quería tener que hablarles a otros acerca de Jesús.
Jorge le explicó que, para recibir al Señor, no se requería prometer que uno iba a testificar de Él, pero también le dijo que, una vez que ella conociera a Jesús, se convertiría en Su embajadora ante el mundo (2 Corintios 5:20).
Después de conversar un rato más, Carolina reconoció su necesidad de que Cristo la salvara. Más tarde, se fue a su casa entusiasmada y en paz. Entonces, sucedió algo curioso: a las 24 horas de aceptar a Cristo, ya les había contado a tres personas sobre lo que Dios había hecho en su vida.
Al haber sido reconciliados con Dios por medio de Jesucristo, ahora tenemos el «ministerio de la reconciliación», según lo declara el apóstol Pablo (v. 18). Somos Sus embajadores y, por esta razón, le rogamos a la gente «en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios» (v. 20).
Cuando estamos agradecidos, queremos contar lo que Dios ha hecho.

No hay mejor noticia que el evangelio: ¡díselo a todos!



El Señor nos hace nuevas criaturas cuando nos salva y nos sometemos a su Señorío. No hay nada más maravilloso que ser dósil en las manos de nuestro Dios de bondades, ser vasijas de barro que se dejan moldear a Su manera, a la manera que el Padre quiere.

lunes, 7 de febrero de 2011

Oración de intercesión


Es tan importante interceder por otros en oración! A Dios le agrada ésto, así lo dice el apóstol Pablo en su epístola a Timoteo:

"1 Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres;
2 por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.
3 Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador,
4 el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.
5 Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,
6 el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo. 7 Para esto yo fui constituido predicador y apóstol (digo verdad en Cristo, no miento), y maestro de los gentiles en fe y verdad.
8 Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda."

1Timoteo 2.1-8


El 21 de Enero de éste año (2011), se cumplió un año de que el Señor Jesucristo me salvó de mi vana manera de vivir, de la condenación eterna, me rescató del fango cenagoso, me lavó con su sangre preciosa perdonando mis pecados y dió vida eterna. A partir de ese día soy hija de Dios, coheredera de Cristo, soy rica en El. El Señor Jesús es la mayor bendición que Dios me ha dado, me bendijo con éste Salvador magnífico que vino a darme vida en abundancia. Gracias Padre por tu gran amor con que me haz amado.

En todo ese tiempo he caminado con el Señor, me ha enseñado, me ha guiado, también le he fallado y a pesar de eso, El es fiel aunque le haya sido infiel, El ha estado siempre apegado a mi en los buenos y malos momentos. El Señor y yo somos uno. Ya no hay temor porque en el perfecto amor no puede haber más miedo. El me amó, me ama y me amará eternamente y estará conmigo hasta el fin del mundo porque así me lo prometió y así lo está cumpliendo. He leído mucho su Palabra, con el Espíritu y también con mi corazón (cuando desobedecía), y el me ha hecho dar cuenta de que he leído mucho pero que he orado poco. Hace un mes más o menos me mostró esto y me animó a orar más y que mejor el orar por los demás!

Me compré un cuaderno, dividí las hojas en los días de la semana y empecé a anotar personas por quienes pedir que el Señor les regale la salvación, también por el crecimiento espiritual de mis hermanos, porque levante a los caídos, que los sostenga, por los enfermos, por mi familia e incluso por otros países! Cada vez se van llenando más las hojas por cosas que pido al Señor cada día, y me doy cuenta por cuánto debo orar!

El orar me hace pasar más tiempo con Dios y en mayor comunión, me da satisfacción. Le agradezco al Señor porque ha puesto esto en mi corazón, estas ganas. Por eso es que los animo a que empiecen a orar por los demás y disfruten cuan gratificante es. Aquí les dejo la información de Palestina, región que necesita de muchas oraciones. Dios los bendiga y ponga en uds el querer como el hacer.


sábado, 5 de febrero de 2011

martes, 1 de febrero de 2011

El Corazón del hombre

El corazón es a menudo mencionado en las Escrituras como el asiento de los afectos y de las pasiones, y también de la sabiduría y del entendimiento.
De ahí que se lea de «el sabio de corazón» (Proverbios 16:21); también, el Señor dio a Salomón «un corazón sabio y entendido» (1Reyes 3:12). Es el centro del ser del hombre. Pero antes del diluvio el veredicto pasado por Dios sobre el hombre fue que los pensamientos del corazón de ellos eran hacia el mal (Génesis 6:5). Un veredicto similar es el que se halla en Génesis 8:21, después que Noé saliera del arca.
El Señor Jesús añade que del corazón del hombre proceden los malos pensamientos y toda forma de maldad (Marcos 7:21).
La ley exigía al hombre que amara a Dios con todo su corazón. La aceptación del evangelio tiene que ser en el corazón (Romanos 10:9), y Dios da la capacidad al oyente de recibir las buenas nuevas con un «corazón bueno y recto», lo cual da fruto (Lucas 8:15). En la nueva creación hay un «puro corazón», siendo conducido el cristiano por el Espíritu Santo (1 Timoteo 1:5;
2 Timoteo 2:22; 1Pedro 1:22).




Pasajes de la biblia donde aparece la palabra: CORAZON


Se usa corazón como símbolo de la capacidad para interesarse solícitamente y ser impulsado a obrar; a menudo pone de manifiesto lo que una persona es por dentro:



Lucas 5:22 "Jesús, discerniendo lo que discurrían, dijo en respuesta a ellos: ‘¿Qué discurren en sus corazones?’"

Salmo 49:3 "La meditación de mi corazón será de cosas de entendimiento."

Proverbio 16:9 "El corazón del hombre terrestre puede idear su camino, pero Jehová mismo es el que dirige sus pasos."

1Pedro 3:3-4 "Que su adorno no sea el de trenzados externos del cabello y el de ponerse ornamentos de oro, ni el de usar prendas exteriores de vestir, sino que sea la persona secreta del corazón en la vestidura incorruptible del espíritu tranquilo y apacible, que es de gran valor a los ojos de Dios."

Apocalipsis 18:7 "Sigue diciendo en su corazón: ‘Estoy sentada reina, y no soy viuda, y nunca veré lamento.’"

Se usa corazón para referirse al centro de cariños o deseos:

Deuteronomio 6:5 "Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y toda tu alma y toda tu fuerza vital."

1Samuel 12:20 "Samuel le dijo al pueblo: ‘No tengan miedo. Ustedes... ustedes han hecho todo este mal. Solo que no se desvíen de seguir a Jehová, y tienen que servir a Jehová con todo su corazón.’"

Deuteronomio 15:7 "En caso de que alguno de tus hermanos empobrezca en medio de ti en una de tus ciudades, en tu tierra que Jehová tu Dios te está dando, no debes endurecer tu corazón ni ser como un puño con tu hermano pobre."

Jueces 16:15 "Ella ahora le dijo: ‘¿Cómo tienes el descaro de decir: "De veras te amo," cuando tu corazón no está conmigo?’"

Mateo 5:28 "Yo les digo que todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón."

Romanos 1:24 "Por lo tanto, en conformidad con los deseos de sus corazones, Dios los entregó a la inmundicia."

La importancia de un corazón bueno, en sentido espiritual:

Proverbios 4:23 "Más que todo lo demás que ha de guardarse, salvaguarda tu corazón, porque procedentes de él son las fuentes de la vida."

Isaías 65:14 "¡Miren! Mis propios siervos clamarán gozosamente a causa de la buena condición de corazón, pero ustedes mismos clamarán a causa del dolor de corazón y aullarán a causa de puro quebranto de espíritu."

Proverbios 19:8 "El que está adquiriendo corazón está amando su propia alma. El que está guardando el discernimiento va a hallar el bien."

Salmos 27:14 "Espera en Jehová; sé animoso y sea fuerte tu corazón."

Cómo salvaguardar el corazón simbólico:

Salmos 19:14 "Que los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón lleguen a ser placenteros delante de ti, oh Jehová mi Roca y mi Redentor."

Filipenses 4:8 "Finalmente, hermanos, cuantas cosas sean verdaderas, cuantas sean de seria consideración, cuantas sean justas, cuantas sean castas, cuantas sean amables, cuantas sean de buena reputación, cualquier virtud que haya y cualquier cosa que haya digna de alabanza, continúen considerando estas cosas."

Salmo 119:11 "En mi corazón he guardado cual tesoro tu dicho, a fin de no pecar contra ti."

Salmo 23:12 "De veras trae tu corazón a la disciplina y tu oído a los dichos de conocimiento."

Prov. 3:3, Prov. 3:5 "Que la bondad amorosa y el apego a la verdad mismos no te dejen. átalos alrededor de tu garganta. Escríbelos sobre la tabla de tu corazón. Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propio entendimiento."

Lucas 21:34 "Presten atención a ustedes mismos para que sus corazones nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber con exceso y por las inquietudes de la vida."

Evidencia de un corazón bueno:

Mateo 12:34-35 "De la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno de su buen tesoro envía cosas buenas, mientras que el hombre inicuo de su tesoro inicuo envía cosas inicuas."

Proverbios 15:28 "El corazón del justo medita para responder."

Proverbios 10:8 "El sabio de corazón aceptará mandamientos."

Salmo 119:97, Salmo 119:104 "¡Cómo amo tu ley, sí! Todo el día es ella mi interés intenso. Debido a tus órdenes me porto con entendimiento. Es por eso que he odiado toda senda falsa."

Evidencia de un corazón malo:

Lucas 6:45 "El hombre inicuo produce lo que es inicuo de su tesoro inicuo; porque de la abundancia del corazón habla su boca."

Mateo 15:18-19 "Sin embargo, las cosas que proceden de la boca, del corazón salen, y esas cosas contaminan al hombre. Por ejemplo, del corazón salen razonamientos inicuos, asesinatos, adulterios, fornicaciones, hurtos, testimonios falsos, blasfemias."

Prov. 6:12, Prov. 6:14 "Un hombre que para nada sirve, un hombre de nocividad, está andando con tortuosidad de habla. La perversidad se halla en su corazón. Está fabricando algo malo en todo tiempo. Sigue enviando meramente contiendas."

Prov. 12:20 "El engaño está en el corazón de los que fabrican maldad."

Jehová examina nuestro corazón:

1Crónicas 28:9 "Todos los corazones Jehová los está escudriñando, y toda inclinación de los pensamientos la está discerniendo."

2Crónicas 6:30 "Solo tú mismo conoces bien el corazón de los hijos de la humanidad."

Prov. 21:2 "Todo camino de un hombre es recto a sus propios ojos, pero Jehová está avaluando los corazones."

Prov. 24:12 "En caso de que digas: ‘¡Mira! No sabíamos de esto,’ aquel mismo que está avaluando los corazones ¿no lo discernirá?"

1Samuel 16:7 "Jehová le dijo a Samuel: ‘No mires su apariencia y lo alto de su estatura, porque lo he rechazado. Porque no de la manera que el hombre ve es la manera que Dios ve, porque el simple hombre ve lo que aparece a los ojos; pero en cuanto a Jehová, él ve lo que es el corazón.’"

Jeremías 17:10 "Yo, Jehová, estoy escudriñando el corazón, examinando los riñones, aun para dar a cada uno conforme a sus caminos conforme al fruto de sus tratos."


tomado de e-sword



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