lunes, 21 de febrero de 2011

La unión objetiva y subjetiva con Cristo



La Unión Objetiva con Cristo
Nuestra relación con Cristo es paralela a nuestra relación con Adán, el primer hombre.
"Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron. Antes de promulgarse la ley, ya existía el pecado en el mundo. Es cierto que el pecado no se toma en cuenta cuando no hay ley; sin embargo, desde Adán hasta Moisés la muerte reinó, incluso sobre los que no pecaron quebrantando un mandato, como lo hizo Adán, quien es figura de aquel que había de venir. Pero la transgresión de Adán no puede compararse con la gracia de Dios. Pues si por la transgresión de un solo hombre murieron todos, ¡cuánto más el don que vino por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, abundó para todos! Tampoco se puede comparar la dádiva de Dios con las consecuencias del pecado de Adán. El juicio que lleva a la condenación fue resultado de un solo pecado, pero la dádiva que lleva a la justificación tiene que ver con una multitud de transgresión. Pues si por la transgresión de un solo hombre reinó la muerte, con mayor razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia reinarán en vida por medio de un solo hombre, Jesucristo. Por tanto, así como una sola transgresión causó la condenación de todos, también un solo acto de justicia produjo la justificación que da vida a todos. Porque así como por la desobediencia de uno solo muchos
fueron constituidos pecadores, también por la obediencia de uno solo muchos serán constituidos justos". (Rom 5:12-19 BAD) La unión con Adán y la unión con Cristo es la forma en que Dios trata con la humanidad. "De hecho, ya que la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre viene la resurrección de los muertos. Pues así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir". (1Co 15:21-22 BAD) "Así está escrito: «Él primer hombre, Adán, se convirtió en un ser viviente»; el último Adán, en el Espíritu que da vida. No vino primero lo espiritual sino lo natural, y después lo espiritual. El primer hombre era del polvo de la tierra; el segundo hombre, del cielo. Como es aquel hombre terrenal, así son también los de la tierra; y como es el celestial, así son también los del cielo. Y así como hemos llevado la imagen de aquel hombre terrenal, llevaremos también la imagen del celestial". (1Co 15:45-49 BAD) Lo que es verdadero en nuestra relación con Adán, será básicamente verdadero en nuestra relación con el segundo Adán, el Señor Jesucristo. Nuestra relación con Adán fue prime o una relación legal; es decir, una relación creada y sustentada por una ley ordenada divinamente. Nuestra relación con Adán no fue producto de la evolución o de la casualidad. Tampoco fue producto de un contrato social celebrado entre Dios y nosotros. La relación legal que tenemos con Adán, la cual nos sujetó a su éxito o fracaso, es una disposición de la soberanía absoluta de Dios. Esto responde la pregunta: "¿Porqué nos colocó Dios en una relación legal con Adán?" Dios lo hizo simplemente para el aumento de su propia gloria, y más allá de esto, podemos decir que lo hizo porque así le agradó hacerlo. Oh cuánto reclaman los corazones de los pecadores rebeldes en contra de esta relación con Adán. "No es justo " dicen, "Yo no pedí a Adán que fuera mi representante", " ¿Quién se cree Dios que es para hacer esto?", "¿Por qué debo ser yo castigado por el pecado de otro (de Adán)?" Veamos Romanos 9:19-23 en donde el apóstol Pablo responde magistralmente a estas objeciones: "Pero tú me dirás: "Entonces, ¿por qué todavía nos echa la culpa Dios? ¿Quién puede oponerse a su voluntad?» Respondo: ¿Quién eres tú para pedirle cuentas a Dios? «¿Acaso le dirá la olla de barro al que la modeló: "¿Por qué me hiciste así?" » ¿No tiene derecho el alfarero de hacer del mismo barro unas vasijas para usos especiales y otras para fines ordinarios? ¿Y qué si Dios, queriendo mostrar su ira y dar a conocer su poder, soportó con mucha paciencia a los que eran objeto de su castigo y estaban destinados a la destrucción? ¿Qué si lo hizo para dar a conocer sus gloriosas riquezas a los que eran objeto de su misericordia, y a quienes de antemano preparó para esa gloria?" (Rom 9:19-23 BAD)


Por mandato divino tenemos una relación legal, como descendientes de Adán. Tratar de buscar en la voluntad de Dios otros motivos que El no ha revelado para explicar esto, es caminar en el filo de la navaja, rallando en la curiosidad y la blasfemia (vea Deut.29:29). En la misma manera, estamos unidos a Cristo por una relación legal. La unión con Cristo es por un decreto soberano de Dios. Es interesante notar que a veces, los mismos que niegan la imputación del pecado y la culpa de Adán, se confortan a sí mismos con la esperanza de la imputación de la justicia de Cristo. ¿Acaso no se dan cuenta de que, sí ellos no están "en Adán", entonces tampoco necesitan estar "en Cristo"? ¡Cuán insensato es el corazón no regenerado del hombre! Nuestra relación con Adán es también una relación orgánica. En él estuvo la suma total de la humanidad. De esta manera todo hombre está relacionado orgánicamente con Adán por su nacimiento físico. Estamos relacionados orgánicamente con Cristo porque El fue el primer hombre de la humanidad nueva. Así como todo hombre fue hecho en la imagen de Adán (Gen 5:3), así también la humanidad nueva, los elegidos de Dios de todas las edades, están siendo conformados a la imagen de Cristo (Rom 8:29). Esta conformidad es primero moral y espiritual (Ef.4:24) y luego en la resurrección, será corporal. "Mas nuestra vivienda es en los cielos; de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; El cual transformará el cuerpo de nuestra bajeza, para ser semejante al cuerpo de su gloria, por la operación con la cual puede también sujetar así todas las cosas." (Filipenses 3:20-21) Así pues, por una relación legal y orgánica, Adán fue señalado por Dios para actuar por nosotros, como nuestro representante. El nos representó en el jardín del Edén. De esta manera, cuando él cayó en pecado y culpa delante de Dios, nosotros caímos con él. Por ejemplo: cuando el Congreso o el Parlamento de un país declara la guerra a otro, estos cuerpos representativos hablan en nombre de sus ciudadanos. Aunque uno como ciudadano individual no declare la guerra, e todos maneras uno de sus representantes lo hace, y esto resulta en un estado de guerra, le guste o no. ' Adán pecó y de esta manera comenzó la guerra entre Dios y el hombre. La ira de Dios, la separación y la depravación total del hombre son el resultado directo de la caída de Adán en él pecado y la culpa delante de Dios. Por otro lado, Cristo Jesús es el representante de los elegidos de Dios. El tomó el castigo que ellos merecían debido a la caída de Adán y a nuestro propio pecado (Luc.22:19-20; Jn.17:19). Como representante del pueblo de Dios, Jesucristo
Vivir una vida perfecta de obediencia, para cumplir toda justicia divina en nuestro lugar. De esta manera, su vida y su muerte son nuestra salvación, porque son vistas como siendo hechas


en nuestro lugar, por nuestro representante ordenado divinamente. Adán no solo actuó como nuestro representante, sino también como nuestro sustituto. Su pecado fue contado por Dios como nuestro pecado. Nosotros pecamos en Adán, tanto como Adán pecó por nosotros (Rom 5:12). Somos culpables porque pecamos contra Dios en Adán. Igualmente, Cristo es explícitamente nuestro sustituto (Mal20:28, Jn.1:29, etc.). Cuando El fue crucificado, nosotros fuimos crucificados con El (Gál.2:20). Cuando El murió, nosotros morimos. Cuando El resucitó, nosotros fuimos resucitados con El (Rom.6:3-14). Nosotros obedecimos a Dios por treinta y. tres años y medio, fuimos abandonados y castigados por Dios en la crucifixión, porque estábamos en Cristo. Nuestra relación legal, sustitutiva y representativa con Adán debe ser entendida también en términos del "pacto adánico". Dios siempre trata con el hombre por medio de pactos. Adán no fue distinto. Mientras que la terminología tracional es la de un "pacto de obras" sería mejor retitularlo como un "pacto de vida". Porque para Adán, las obras no fueron el asunto central sino la promesa de vida. Si él hubiera obedecido a Dios, el mundo habría entrado en la vida eterna y' habría reposado de sus obras, como Dios reposó de sus obras. Pero Adán abandonó la bendición del pacto y recibió a cambio la maldición del pacto, es decir, la muerte (Gén.2:17). A través de la relación legal, representativa y sustitutiva ya menciona, Adán fue nuestro representante en el pacto. Cuando la condición del pacto cayó sobre él, ésta pasó a toda la humanidad y es así que todos morimos en Adán (lCor.15:21-22). Cristo Jesús vino en el contexto del Nuevo Pacto Oer.31:31-37; Mat.26:28;.Heb.8:1-11). Su obra salvadora es referida en Heb.13:20 como: "La sangre del pacto eterno' Adán, Noé, Abraham y Moisés son todos cabezas representativos y tipos de aquel representante y cabeza del pacto que había de venir. Cristo Jesús es el representante de todos aquellos que pertenecen a este Nuevo Pacto. De esta manera, nosotros estamos "en Cristo" por el pacto, legalmente, por representación y por sustitución.

La Unión Subjetiva con Cristo.
Ya hemos visto lo que significa estar objetivamente "en Cristo". Pero ¿Qué significa para Cristo estar subjetivamente" en nosotros" y para nosotros estar" en El"? Nuestra unión subjetiva con Cristo implica la aplicación de la redención, mientras que la unión objetiva se refiere al plan y la realización de dicha redención.
1. Primero, nuestra unión con Cristo es espiritual, en dos sentidos diferentes:


a. Espiritual, con referencia a la obra del Espíritu Santo. Somos creados en Cristo Jesús o injertados en Cristo por el poder del Espíritu Santo. Cuan 3:3,5) Somos unidos a Cristo no por la voluntad de los hombres sino por la voluntad de Dios (Juan 1:13).
b. Espiritual, en oposición a cualquier tipo de unión panteísta de la naturaleza o de la esencia. Nosotros no venimos a ser Cristo, ni El nosotros. Cristo viene a morar en el creyente sin ninguna confusión, mezcla o combinación de sus respectivas naturalezas.
2. Segundo nuestra unión con Cristo es vital. Vital en dos sentidos:
a. Vital, porque nos da vida. Cuando somos traídos a la unión con Cristo, somos resucitados de la muerte espiritual (Ef.2:1-10). "Esto significa que en Cristo nos es dada vida eterna, como lo dijo Juan 15:5, El es la vid y de El recibimos esta vida: Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. Os escribo estas cosas a vosotros, que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna" (1Jn 5:11-13 BAD)
b. Vital, en el sentido de que es absolutamente necesaria para la salvación, sin ella estamos perdidos.
3. Tercero, nuestra unión con Cristo es salvadora. Nos libra de la ira de Dios (Rom.8:1; 5:9 etc.). Por medio de esta unión, somos rescatados del reino de las tinieblas y trasladados al reino de Cristo (CoI.1:13). Somos hechos criaturas nuevas (1Cor.5:17).
4. Cuarto, nuestra unión con Cristo es santificadora. En El somos librados no solo de la culpa de nuestros pecados, sino también de su poder dominante y esclavizante (Rom 6:14,18,22). Y un día nuestra unión con Cristo traerá como resultado que nuestra alma y cuerpo sean santificados completamente. Por lo tanto, no podemos alegar que somos de Cristo si todavía andamos en el pecado (1 Jn.3:9).
5. Quinto, nuestra unión con Cristo significa también comunión íntima con Dios. Ahora podemos tener compañerismo con Dios (1Jn.1:3). Ahora podemos acercamos confiadamente delante de Dios sin temor (Ef.3:12). Si no estamos" en Cristo" o Cristo no está" en nosotros", la comunión es como un puente roto en alguna de las dos orillas. No podemos tener comunión con Dios por ningún otro camino que no sea éste.
6. Sexto, nuestra unión con Cristo es indisoluble (Rom 8:31¬39). Nadie puede separamos de nuestra unión con Cristo. Aunque el impío arroje a un hijo de Dios a la prisión, jamás podrá separar a este creyente de Cristo. Nuestra unión con Cristo es eterna, es para siempre, nada ni nadie nos puede separar de El. Es una bendición que no se puede perder.
7. Séptimo, nuestra unión con Cristo es en un cuerpo (corporativa). Estamos unidos en las alegrías y tristezas de nuestros hermanos y hermanas espirituales (1Cor.12:26-27).


La verdadera unidad espiritual corporal solamente es posible donde la unión con Cristo es una realidad.
8. Octavo, nuestra unión con Cristo es eficaz e infalible. No puede fallar en traer la salvación eterna a todos los que está en Cristo. El vino para hacer la voluntad de Dios y su voluntad fue que Cristo no perdiera a ninguno de los elegidos, sino que infalible mente los resucitara a todos en el día postrero (Jn.6:37-40).
9. Noveno, nuestra unión con Cristo es perfecta y completa. Nuestra unión con Cristo nos provee todo lo que necesitamos. No hay nada que nos falte, todo ha sido hecho por Cristo para nosotros. Por ello dijo Pablo en Col. 2:10 que estamos completos en El.
10. Décimo, nuestra unión con Cristo es personal. Lector, usted mismo debe entrar en unión con Cristo. Debe someterse a El y recibirle como su Señor y Salvador; y también como su Profeta, Sacerdote y Rey.
Al mismo tiempo que la unión con Cristo es en un cuerpo, no es gen ética. Así que, no debemos ser engañados pensando que estamos" en Cristo'" meramente porque nuestros padres sean creyentes, o porque hemos sido bautizados. Uno debe ser salvado personalmente, debe experimentar personalmente esta unión. No hay herencia ni "padrinos"; si no somos de El, solo nos espera la miseria eterna. "No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia. Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes "(Rom 9:6-8 RV1960) Al concluir nuestro estudio de la doctrina bíblica de la unión con Cristo, debemos responder varias preguntas: ¿Quién es el autor y originador de la unión con Cristo? ¿Es Dios o el hombre? ¿Estamos "en Cristo" porque creímos o llegamos a creer porque estamos "en El"? En 1 Cor.1:30 encontramos estas claras palabras: "Mas por El estáis vosotros en Cristo Jesús". No hay lugar aquí para ninguna otra interpretación, más que Dios mismo es el autor de nuestra unión con Cristo. La fe es entonces un regalo de Dios otorgado a todos aquellos que estaban objetivamente" en Cristo". Cada aspecto de nuestra salvación fluye de nuestra unión con Cristo, por lo que ninguna cosa de nosotros puede ser la causa de nuestra unión con Cristo. No existe ningún motivo humano para tal unión. No, nosotros miramos hacia atrás a la misteriosa voluntad de Dios. Cómo y porqué Dios escogió solo a algunos para estar "en Cristo" desde la eternidad, es algo que permanecerá como un misterio hasta que Dios lo revele en el cielo (si a El le place). Es suficiente saber que estamos en Cristo, que somos de El, y que ésta es la voluntad de Dios. La fe no pide más.


tomado de "La unión con Cristo" de A.N. Martin


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