domingo, 26 de diciembre de 2010

Sectas: Espiritistas

«Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios…» (1 Tim. 4:1)

Animismo:

1. m. Término que denota la creencia general de que todos los seres y objetos de la naturaleza están animados o tienen espíritu: el animismo es típico de las sociedades primitivas.
2. Doctrina que considera al alma principio de acción de los fenómenos vitales: el animismo se conoce como la doctrina médica de Sthal.

Panteístas: aquellos que adoran a la creación y no al Creador.

El espiritismo acepta el «animismo» de los pueblos y tribus de todas las eras de la historia humana; admite el misticismo del Oriente. El espiritismo puede ser monoteísta, politeísta o panteísta. El espiritismo busca respuestas a muchos misterios y cuestionamientos en la dimensión del “más allá”. Es requerido por las personas para obtener consuelo a las penas y aflicciones con el íntimo contacto de los parientes y amigos cercanos que han desaparecido con el abrigo de la ineludible muerte.

El espiritismo ha sido utilizado para sanidad de los enfermos que muchas veces están indefectiblemente desahuciados, para recibir conocimiento de acontecimientos futuros y poder supranatural; para consumar actos de venganza en contra de los enemigos indeseables.Los espiritistas creen en una “inteligencia infinita”, en un “poder supremo” que es “impersonal”, presente en cualquier lugar, manifestado como “vida” en aquellas formas materiales. A unas de estas formas organizadas de la materia se le ha denominado como “dios”, a otras como “espíritu”. Yo les pregunto a los espiritistas, ¿cómo un poder “impersonal” puede ser “inteligente”? Con el Dios bíblico, no tendríamos este problema. La Bibla nunca presenta un “dios impersonal”. Al contario: Dios es un Ser Infinito y Personal, con una conciencia individual, porque de su voluntad propia «ha creado todo» (Gn. 1:1). Dios «habló» para que las cosas fueran (Gen. 1:2-26, 28, 29). El «vio» su creación como algo muy bueno (Gen. 1:31). Dios, como el Ser Personal que es, «dialogó» como una «persona» con Adán en el Huerto del Edén (Gn. 2:16), «advirtiéndole» expresamente de no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, porque con certeza moriría (Gen. 2:17). ¿Se entiende esto, respetables amigos espiritistas?

La «personalidad» de Dios se observa claramente en su «espiritualidad», porque «Dios es espíritu» (Jn. 4:24). «La personalidad es un atributo fundamental del espíritu divino». El carácter de Dios está determinado primordialmente en su espiritualidad. La perspectiva individual de Dios rompe las barreras del mirar humano, como la Biblia lo muestra. Dios posee como el Ser Personal que es una «conciencia» y una «voluntad». No es posible que una inteligencia pueda ser impersonal. Esto es ridículamente imposible. «La conciencia de sí mismo es la capacidad de hacer de uno mismo el objeto de pensamiento y de reconocer que lo hace». La «autodeterminación» de Dios, como la del hombre, porque está «hecho a su imagen y semejanza» (Gen. 1:26-27), es consciente, no instintiva como la de los animales; es racional y depende de sus motivos que son de amor, de verdad, de bondad, de justicia, de santidad y de vida eterna (Jn. 3:16; Ef. 4:24; 1 P. 1:15-16). En su obra, Dios toma decisiones individuales. En su «existencia independiente», Dios es «autosuficiente». No depende de nada y de nadie porque no tiene «causa». Él es la «causa primera» de todo: Dios es incomprensiblemente Eterno. La mente de Dios es magníficamente Omnisciente, porque «él sabe todas las cosas» (1 Jn. 3:20), porque «ha hecho saber todo desde el principio» (Hech. 15:18). Dios «no cambia» porque posee una naturaleza perfectamente estable e inmutable (Mal. 3:6; Stg. 1:17). Él siempre es el mismo (Sal. 102:27). Dios, como Persona, es poseedor de un asombroso y tremebundo «intelecto» y de una hermosa «sensibilidad emocional». Las referencias con respecto a su «intelecto» las encontraremos en Gn. 18:19; Ex. 3:7; Prov. 15:3; Hech. 15:18; Heb. 4:13. Con respecto a su «sentimientos» véase Gn. 6:6; Sal. 103:8-13; Sof. 3:17.

Los espiritistas han reemplazado a Dios por una de sus cualidades inherentes, despojándolo de su carácter «Divino» y «Personal». Tal situación raya en el panteísmo que pasado por el “ojo” de la Biblia no deja de ser más que un fradulento heretismo “Marca Acme”.

Para los espiritistas Jesucristo fue el mayor médium que ha existido y el más grande maestro que haya pisado la tierra por siempre. Creen que Cristo es un ser “divino” como cada uno de los seres humanos habidos y por haber. Cristo para los practicantes del espiritismo es como otro de los “cristos salvadores” que han arribado al mundo en distintas épocas para guiar a los hombres por el “camino de la luz y de la perfección espiritual” (¿?). Ejemplos tenemos a Mahoma, Confucio y Buda. Para los espiritistas Cristo era un experimentado conocedor de toda base espiritista. No hay nada en la Biblia que diga con acierto que Cristo haya sido un “médium del espiritismo”. El Señor Jesucristo no consultaba a espíritus de personas muertas; él oraba a su Padre para una excelente dirección en su vida personal y de enseñanza a los perdidos. La Biblia no reporta que Cristo haya evocado espíritus de personas muertas o “controles” para efectuar sus milagros y portentos. Cristo liberaba a las personas poseídas por los demonios (los que incitan al espiritismo) por el Espíritu Santo de Dios:

«Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios» (Mt. 12:28).

Los espiritistas con error archi garrafal niegan las verdades doctrinales que Cristo habló con relación al Pecado, a la Redención, al Infierno, a la Resurrección de los Muertos, al Reino Venidero. Si Cristo fue para los espiritistas el mayor médium de todos los tiempos, ¿porqué reniegan entonces de las doctrinas fundamentales que él predicó?. ¡Qué contradictorio y paradójico ha resultado todo esto de parte de los espiritistas! Sin pruebas fehacientes, no es posible creerles a los espiritistas.

Para terminar este sencillo escrito, hemos de concluir diciendo que el espiritismo es en «todo» un mover «anticristiano». La Biblia condena la práctica del espiritismo. Si Dios la condena, ¿porqué habría de practicarse tan neciamente aún?

¿Pruebas?

¡A la orden!:

«No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero…» (Dt. 18:10).

«…ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos… » (Dt. 18:11).

«Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti…» (Dt. 18:12).

Dios les bendiga siempre.

Referencias:

«¿Cuál Camino?» Luisa Jeter de Walker.

«Manual de Teología Bíblica». Dr. Stanton Richardson.

«Diccionario de la Real Academia Española».

artículo tomado de: http://apologista.wordpress.com/2010/06/03/la-practica-anticristiana-del-espiritismo/
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PADRE AMADO ten misericordia de aquellos que están siendo engañados por doctrinas de demonios y que son guiados por ciegos, sácalos de la mentira en la que se hallan, sálvalos Señor mío, en el nombre de Jesucristo. Amén

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