miércoles, 30 de octubre de 2019

Mujeres de la biblia
#1 Eva

Dios creó al hombre del polvo de la tierra y lo puso a cuidar un huerto en Edén. Dios dijo que no era bueno que el hombre esté solo y que le haría ayuda idónea para él. (Génesis 2.18)
Pero… ¿qué es una ayuda idónea? Una ayuda idónea es una mujer que cumple el rol de esposa para auxiliar a su marido de manera apropiada. Las mujeres debemos tratar de facilitarle las cosas a nuestros esposos. La biblia nos enseña cómo debemos ser con nuestros esposos.
Con respecto a las relaciones sexuales, en 1Corintios 7. 3-6 dice que tanto el hombre como la mujer deben cumplir el deber conyugal, que cada uno no tiene potestad sobre su propio cuerpo. En un matrimonio no deben negarse el uno al otro a no ser que sea por un tiempo en el que estén dedicándose a la oración, pero luego deben volverse a juntar para que Satanás no los tiente.
El Señor manda que la mujer no debe separarse del marido y si lo hace debe quedarse sin casar o reconciliarse con su marido (1Corintios 7.10). En el caso que su marido no sea creyente no lo debe abandonar porque el marido incrédulo es santificado en la mujer. Esto no quiere decir que debamos vivir con un hombre que abusa de nosotras porque Dios nos llamó a paz (1Corintios 7.14-15).
En Efesios 5.33 la palabra nos dice que como el hombre debe amar a su esposa, la mujer debe respetar a su marido. Respetar significa honrar, dar honor. Debemos tratar a nuestros esposos como si fueran una joya preciosa, de gran estima.
En 1Timoteo 2.9 dice que las mujeres debemos vestirnos con ropa decorosa, con pudor y modestia, sin peinados ostentosos, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos sino con buenas obras. Como esposas debemos guardar nuestros cuerpos para la intimidad con nuestros maridos. No debemos andar mostrándonos con ropas ajustadas o escotes que hagan sobresalir nuestros pechos. Pero sí debemos vestirnos con buenas obras.
En 1Pedro 3.1 dice que las mujeres deben estar sujetas a sus maridos. Estar sujetas significa estar agarradas a nuestros maridos para que no se caigan o suelten. Debemos apoyarlos y obedecerles.
La primer cirugía la hizo Dios en el inicio de la humanidad. Cuando Adán, el primer hombre, dormía, Dios tomó una de sus costillas cerrando la carne en su lugar y de esa costilla hizo una mujer la cual trajo hacia el hombre (Génesis 2.21-22). Aquí se comprueba que la mujer soltera es llevada hacia el hombre. Este no debe buscarla ni ella a él, sino que es Dios quien hace la obra de que dos personas se encuentren.
Así fue que Eva se unió a Adán y fueron una sola carne (Génesis 2.24).
En un principio Dios había prohibido al hombre comer del árbol de la ciencia del bien y del mal pero sí podían comer del resto de los árboles. Un día cuando Eva se hallaba sola, el diablo disfrazado de serpiente la tentó para que comiese del árbol prohibido (Génesis 3.1-5).
El diablo sabía que la mujer era vaso más frágil que el hombre (1Pedro 3.7). Así fue que se aprovechó de su fragilidad (En 2Corintios 11.3 dice que la serpiente con su astucia engañó a Eva). Por algo fue que Dios puso al marido como cabeza de la mujer (Efesios 5.23). El hombre es quien toma las decisiones finales en un matrimonio. Él es quien deberá rendir cuentas delante de Dios de las decisiones que haya tomado durante su vida matrimonial. Por eso, las mujeres, debemos descansar en Dios ya que tenemos menos responsabilidades que nuestro esposo.
Eva siendo engañada, pecó. Ella primero vio que el árbol era bueno para comer, agradable a los ojos y árbol codiciable para alcanzar sabiduría (Génesis 3.6). Tomó del fruto, comió y dio a su marido quien también comió. Aquí vemos que los esposos tienen en cuenta la opinión de sus mujeres. Adán siguió el comportamiento de Eva, pecando junto a ella. Por eso debemos llenarnos de la Palabra de Dios para conocer qué es lo mejor para nuestro matrimonio. Debemos guardar los mandamientos del Señor. No debemos amar al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne (Eva vio que el árbol era bueno para comer), los deseos de los ojos (Eva vio que era agradable a los ojos) y la vanagloria de la vida (Eva vio que era árbol codiciable para alcanzar sabiduría) no proviene del Padre sino del mundo. Hermanas, el mundo pasa y sus deseos pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre (1Juan 2.15-17).
Cuando Adán y Eva comieron del fruto prohibido conocieron que estaban desnudos. Entonces se vistieron con hojas de higuera. Al oír la voz de Dios que se paseaba en el huerto, ambos se escondieron. Cuando Dios se da cuenta de que no habían obedecido a Su Palabra, el hombre echa la culpa a su mujer de que ella le había dado de comer del fruto y Eva dice que la serpiente la había tentado. Ninguno asumía que había pecado. Muchas veces culpamos a otros o a nuestro conyugue cuando en realidad somos nosotras quienes no admitimos nuestros errores.
Luego Dios hace un juicio sobre la serpiente, el hombre y la mujer. Dios pone enemistad entre la mujer y la serpiente diciendo que la semilla de la mujer le heriría en la cabeza y que la serpiente la heriría a ella en el calcañar (el talón). Esta es la primer profecía o protoevangelio que aparece en la biblia que significa que Cristo hiere al diablo al entregar su vida en la cruz del Calvario. Cuando Jesús cumple la voluntad de Dios, el imperio del diablo queda destruido (Génesis 3.7-15). El hombre es condenado a trabajar toda su vida por su alimento. La mujer daría a luz hijos con dolor y el marido sería señor de ella (Génesis 3.16-17).
Después de esto, Adán pone nombre a su mujer. La llama Eva porque ella era madre de todos los vivientes. Entonces Dios les hizo a ambos túnicas de pieles y los vistió. Esto significa que los perdonó. Si vamos arrepentidos hacia los pies de Cristo, el Señor tiene misericordia de nosotros y nos perdona. No existe un pecado tan grave que Dios no pueda perdonar. Quizás tú y tu esposo están pecando juntos al igual que lo hicieron Adán y Eva. Quizás hace tiempo que no se están congregando o leyendo la biblia u orando. Es tiempo de dejar las tinieblas para ir a la luz de Jesucristo.

El Señor los bendiga, guarde y guíe.

Con amor, Vale


30/10/2019

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