viernes, 29 de octubre de 2010

La omnipresencia y el poder de Dios




"Dios es Espíritu.." Juan 4.24


Dios es Espíritu, le dijo Jesús a la mujer samaritana en su encuentro en el pozo de Jacob, dejando a descubierto la esencia de Nuestro Padre Celestial.






"¿Se ocultará alguno, dice Jehová, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?"
Jeremías 23.24


En este pasaje, el Señor le dice a Jeremías, que él ocupa el cielo y la tierra con su presencia, forma parte de toda la Creación y por eso es imposible ocultarse de él porque es omnipresente; es decir está en todo lugar al mismo tiempo.


"¿Adonde me iré de tu Espíritu?
¿Y adónde huiré de tu presencia?
Si subiere a los cielos, allí estás tú
y si en el Seol hiciere mi estrado,
he aquí, allí estás tu.
Si tomare las alas del alba
Y habitare en el extremo del mar
Aún allí me guiará tu mano,
Y me asirá tu diestra" Salmo 139.7-10


En éste salmo David cuenta también que no hay lugar donde Dios no lo halle, es imposible esconderse de Él.















"Y en efecto, pregunta ahora a las
bestias, y ellas te enseñarán;
A las aves de los cielos, y ellas te lo
mostrarán;
O habla a la tierra, y ella te enseñará;
Los peces del mar te declararán también.
¿Qué cosas de todas estas no entiende
que la mano de Jehová lo hizo?
En su mano está el alma de todo
viviente
Y el hálito de todo el género humano."
Job 12.7-10


Toda la Creación manifiesta la presencia de Dios, un Dios que se hace evidente en cada pequeño detalle de éste mundo y al que es imposible ignorar.

Según Juan Calvino:

"Por tanto, siempre que cada uno de nosotros considera su propia naturaleza, debe acordarse de que hay un Dios, el cual de tal manera gobierna todas las naturalezas, que quiere que pongamos nuestros ojos en Él, que creamos en Él y que lo invoquemos y adoremos; porque no hay cosa más fuera de camino ni más desvariada que gozar de tan excelentes dones, los cuales dan a entender que hay en nosotros una divinidad, y entre tanto, no tener en cuenta a su autor, quien por su liberalidad tiene a bien concedérnoslos. En cuanto al poder de Dios, ¡cuán claros son los testimonios que debieran forzamos a considerarlo. Porque no podemos ignorar cuánto poder se necesita para regir con su palabra toda esta infinita máquina de los cielos y la tierra, y con solamente quererlo hacer temblar el cielo con el estruendo de los truenos, abrasar con el rayo todo cuanto se le pone delante, encender el aire con sus relámpagos, perturbarlo todo con diversos géneros de tempestades y, en un momento, cuando su majestad así lo quiere, pacificarlo todo; reprimir y tener como pendiente en el aire al mar, que parece con su altura amenazar con anegar toda la tierra; y unas veces revolverlo con la furia grandísima de los vientos, y otras, en cambio, calmarlo aquietando sus olas. A esto se refieren todas las alabanzas del poder de Dios, que la Naturaleza misma nos ensena, principalmente en el libro de Job y en el de Isaias, y que ahora deliberadamente no cito, por dejarlo para otro lugar más propio, cuando trate de la creación del mundo, conforme a que de ella nos cuenta la Escritura. Aquí solamente he querido notar que éste es el camino por donde todos, así fieles como infieles, deben buscar a Dios, a saber, siguiendo las huellas que, así arriba como abajo, nos retratan a lo vivo su imagen. Además, el poder de Dios nos sirve de guía para considerar su eternidad. Porque es necesario que sea eterno y no tenga principio, sino que exista por sí mismo, Aquel que es origen y principio de todas las cosas. Y si se pregunta qué causa le movió a crear todas las cosas al principio y ahora le mueve a conservarlas en su ser, no se podrá dar otra sino su sola bondad, la cual por sí sola debe bastarnos para mover nuestros corazones a que lo amemos, pues no hay criatura alguna, como dice el Profeta (Sal. 145,9), sobre la cual su misericordia no se haya derramado."

(Testimonio del poder de Dios, capítulo V: El poder de Dios resplandece en la creación del mundo y en el continuo gobierno del mismo del libro Institución de la religión cristiana de Juan Calvino)


A todo ésto podemos concluír que Dios es Espíritu, es invisible pero se manifiesta a través de las cosas visibles y en su gran amor hacia nosotros se manifestó en Su hijo Jesucristo para que quienes crean en él tengan vida eterna(Juan 3.16).






"El(Jesus) es la imagen del Dios invisible, el primogénito de la creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz"
Colosenses 1.15-20

Padre amado bendice a cada persona que llegue a éste blog y que tu Palabra guarden en sus corazones, en el nombre del Señor Jesucristo. Amén.

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